(Valera
(¿?)1 (Badajoz), 1532–Londres, 1602) fue un religioso y humanista español, que
perteneció junto con Casiodoro de Reina al monasterio de San Isidoro del Campo,
en Santiponce, (Sevilla) y Pamplona.
Conoció
a Juan Calvino, de quien fue discípulo y traductor de sus obras (tradujo la
primera edición castellana de La institución de la religión cristiana en 1597).
Se estableció en Inglaterra en 1558, enseñando artes, teología y castellano en
Cambridge, Oxford y Londres.
Empezó
la revisión de la famosa Biblia del Oso, de su paisano Casiodoro de Reina, a
partir de 1582 con la dedicación de Para la gloria de Dios y el bien de la
Iglesia Española. Al cabo de 20 años y antes de su muerte, la pudo concluir en
septiembre. Escribió que los conquistadores europeos se preocupaban más en
América por sus intereses personales, que por la fe, y que para enriquecerse
robaban y mataban a los nativos, “personas por las que Jesucristo murió”. Fue
perseguido por la Inquisición, aunque al final salió ileso. También fue editor.
La Biblia del Oso (de Casiodoro de Reina) revisada por él en 1602 (llamada la
Biblia del Cántaro) es una de las ediciones que tiene más aceptación en las
iglesias protestantes y restauracionistas.
Otra Historia
Nacido
en Valera la Vieja (Herróbriga), entonces perteneciente al Reino de Sevilla, en
1531 o1532, y fallecido después de 1602 al parecer en Londres. Sobre todo, es
conocido como el revisor y editor de la primera traducción castellana de la
Biblia desde los originales.
Fue
condiscípulo de Arias Montano, mientras estudiaba en Sevilla. Al terminar seis
años de estudios de Filosofía, y con el grado de Bachiller, ingresó en el
Monasterio Jerónimo de San Isidoro del campo, próximo a Sevilla, desde el que
huyó, con otros, en 1557, a Ginebra para librarse del Tribunal de la
Inquisición, que llegó a quemarlo en efigie ("por luterano") en 1562
y le colocó en el "Índice de Libros Prohibidos", como autor de
primera clase.
De
Ginebra pasó a Londres, al subir al trono Isabel I, y allí residió el resto de
sus días, menos el tiempo que le llevó en Amsterdam la impresión de la segunda
edición, notablemente revisada por él, de la traducción castellana de la
Biblia, que había publicado su compatriota y compañero de monasterio Casiodoro
de Reina, en Basilea (1569). En Inglaterra fundó una familia, enseñó en las
universidades de Cambridge y Oxford y publicó varios libros.
De
sus obras originales, la primera que vió la luz fue Dos Tratados. El primero el
del Papa y su de autoridad, colegido de su vida y doctrina, y de lo que los
doctores y concilios antiguos y la misma Sagrada Escritura enseñan. El segundo
trata de la misa, recopilado de los doctores, concilios y de la Sagrada
Escritura (1588 y, la segunda edición, 1599). Le siguió Tratado para confirmar
a los pobres cautivos de Berveria...(1594), que incluye en un apéndice:
"Enxambre de los falso milagros y ilusiones del demonio con que María de
la Visitación... engañó a muy muchos". De sus traducciones, la más
destacada es la que hizo de la Institución de la Religión Christiana, de Juan
Calvino (1597).
Primer
traductor de la Biblia
Nacido
en Montemolín (entonces Reino de Sevilla, actualmente Extremadura) en 1520
aprox. y fallecido en Frankfort en 1594. Con otros, abandonó el monasterio
jerónimo de San Isidoro del Campo, próximo a Sevilla, en 1557, al descubrirse
la comunidad protestante sevillana, fijando su residencia en Ginebra. Su deseo
de ponerse a salvo del Santo Oficio, diferencias con sus nuevos
correligionarios, las intrigas de Felipe II (que puso espías cerca de él y
precio a su cabeza), necesidades económicas, la política española en Flandes y
la impresión de su traducción de la Biblia - la primera completa al castellano
de los originales - le obligaron a cambios constantes de domicilio. Así lo
vemos en Frankfort, Londres, Amberes, Bergerac, Castillo de Montargis, Basilea
y Estrasburgo.
Como
traductor, se le debe la conocida como Biblia del Oso (Basilea, 1569) y la
traducción al francés de Historia Confessionis Augustanae (Amberes, 1582). Fue
el autor de la Declaración o Confesión de Fe hechas por ciertos fieles
españoles, que huyendo de los abusos de la Iglesia Romana y la crueldad de la
Inquisición de España, hicieron a la iglesia de los fieles para ser ella
recibidos (Frankfort, 1577); de comentarios a porciones de los Evangelios de
San Juan y San Mateo (aparecidas en latin en 1573, Frankfort) y de un Catecismo
(1580), publicado en latín, francés y holandés. También redacto unos Estatutos
para una sociedad de ayuda a los pobres y perseguidos, en Frankfort, que ha
llegado hasta nosotros.
Lo que no hizo la iglesia católica con la inquisición lo están logrando los judios mesianicos con un gran números de evvángelicos temperantes de la mano de los jesuitas, masones, duños de canales pornográficos y lesbianas, todos ellos creyendose eruditos andan haciendo con la palabra de Dios lo que les viene en gana.
El que comenzó toda esta ola fue este desgraciado hijo del Diablo:
Así profetiza esrte malandro.
Agarren palco cristianos temperantes la iglesia que ustedes quieren
Ustedes dicen sí a esta vagabundería pero no a: