Juan dio testimonio de él
(de Cristo)
Juan 1:15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo:
Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque
era primero que yo.
Los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y
levitas
Juan 1:19- 27 Este es el testimonio de Juan, cuando los
judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú,
quién eres? Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. Y le
preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y
respondió: No. Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que
nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino
del Señor, como dijo el profeta Isaías. Y los que habían sido
enviados eran de los fariseos. Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues,
bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? Juan les respondió
diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien
vosotros no conocéis. Este es el que
viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar
la correa del calzado.
Juan 2:11, 12 Este principio de señales hizo Jesús en Canaán
de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él. Después de esto
descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos;
y estuvieron allí no muchos días.
Juan 2:18 Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué
señal nos muestras, ya que haces esto?
Jesús mismo no se fiaba
de ellos
Juan 2:23- 25 Estando en Jerusalén en la fiesta de la
pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía. Pero Jesús
mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese
testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre.
Nicodemo, un principal
entre los judíos.
Juan
3:1, 2 Había un
hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios
como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está
Dios con él.
Discusión entre los discípulos de Juan y los judíos
Juan 3:25- 27 Entonces hubo discusión entre los discípulos
de Juan y los judíos acerca de la purificación.
Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al
otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a
él. Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado
del cielo.
Los fariseos habían oído decir: Jesús hace y
bautiza
Juan
4:1- 3 Cuando,
pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y
bautiza más discípulos que Juan (aunque
Jesús no bautizaba, sino sus discípulos),
salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea.
Entonces los judíos
dijeron a aquel que había sido sanado
Juan 5:10- 17 Entonces los judíos dijeron a aquel que había
sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho. Él les respondió: El que me sanó, él mismo me
dijo: Toma tu lecho y anda. Entonces le
preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda? Y el que había
sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente
que estaba en aquel lugar. Después le
halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para
que no te venga alguna cosa peor. El
hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado.
Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque
hacía estas cosas en el día de reposo. Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta
ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto
los judíos aun más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de
reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a
Dios.
Murmuraban entonces de él
los judíos
Juan 6:41- 43 Murmuraban entonces de él los judíos, porque
había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo. Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José,
cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he
descendido? Jesús respondió y les dijo:
No murmuréis entre vosotros.
Y serán todos enseñados
por Dios
Juan 6:45 Escrito está en los profetas: Y serán todos
enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él,
viene a mí.
Entonces los judíos
contendían entre sí
Juan 6:52 Entonces los judíos
contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
Juan 6:64 Pero hay algunos de vosotros que no creen.
Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién
le había de entregar.
Porque ni aun sus
hermanos creían en él
Juan
7:1- 6 Después de
estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los
judíos procuraban matarle. Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los
tabernáculos; y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a
Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno
que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces,
manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus
hermanos creían en él. Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado,
mas vuestro tiempo siempre está presto.
Otros decían: No, sino que engaña al pueblo
Juan 7:10- 15 Pero después que sus hermanos habían subido,
entonces él también subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto. Y
le buscaban los judíos en la fiesta, y decían: ¿Dónde está aquél? Y había gran
murmullo acerca de él entre la multitud, pues unos decían: Es bueno; pero otros
decían: No, sino que engaña al pueblo.
Pero ninguno hablaba abiertamente de él, por miedo a los judíos. Mas a
la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba. Y se maravillaban los
judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado?
¿No es éste a quien
buscan para matarle?
Juan 7:25- 27 Decían entonces unos de Jerusalén: ¿No es
éste a quien buscan para matarle? Pues mirad, habla públicamente, y no le dicen
nada. ¿Habrán reconocido en verdad los gobernantes que éste es el Cristo? Pero éste, sabemos de dónde es; mas cuando
venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.
Cuando venga, ¿hará más señales que las que éste
hace?
Juan 7:30, 31 Entonces procuraban prenderle; pero ninguno
le echó mano, porque aún no había llegado su hora. Y muchos de la multitud creyeron en él, y
decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que éste hace?
Sacerdotes y los fariseos enviaron alguaciles para que
le prendiesen.
Juan 7:32 Los fariseos oyeron a la gente que murmuraba
de él estas cosas; y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron
alguaciles para que le prendiesen.
¿Se irá a los dispersos
entre los griegos, y enseñará a los griegos?
Juan 7:35, 36 Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿Adónde
se irá éste, que no le hallemos? ¿Se irá a los dispersos entre los griegos, y
enseñará a los griegos? ¿Qué significa
esto que dijo: Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros
no podréis venir?
Y algunos de ellos
querían prenderle
Juan 7:40- 44 Entonces algunos de la multitud, oyendo estas
palabras, decían: Verdaderamente éste es el profeta. Otros decían: Este es el
Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo? ¿No dice la
Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén, de donde era David,
ha de venir el Cristo? Hubo entonces
disensión entre la gente a causa de él.
Y algunos de ellos querían prenderle; pero ninguno le echó mano.
Los alguaciles vinieron a
los principales sacerdotes y a los fariseos
Juan 7:45- 52 Los alguaciles vinieron a los principales
sacerdotes y a los fariseos; y éstos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído?
Los alguaciles respondieron: !Jamás hombre alguno ha hablado como este
hombre! Entonces los fariseos les
respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados? ¿Acaso ha creído en él alguno de los
gobernantes, o de los fariseos? Mas esta
gente que no sabe la ley, maldita es.
Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno
de ellos: ¿Juzga acaso nuestra ley a un
hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho? Respondieron y le dijeron:
¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado
profeta.
Mas esto decían
tentándole, para poder acusarle
Juan 8:3- 9 Entonces los escribas y los fariseos le
trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron:
Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de
adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues,
¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle.
Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como
insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin
pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo,
siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su
conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los
postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.
Debían morir los dos no solo
la mujer
Levítico
20:10 Si un hombre
cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera
indefectiblemente serán muertos.
Linaje de Abraham somos
Juan 8:33 Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y
jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?
Vosotros sois de vuestro
padre el diablo
Juan 8:39- 44 Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es
Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham
haríais. Pero ahora procuráis matarme a
mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto
Abraham. Vosotros hacéis las obras de
vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación;
un padre tenemos, que es Dios. Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese
Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues
no he venido de mí mismo, sino que él me envió.
¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.
Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis
hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la
verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque
es mentiroso, y padre de mentira.
Porque no sois de Dios
Juan 8:47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye;
por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios
Que tienes demonio
Juan
8:48 Respondieron entonces los judíos, y le
dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?
¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió?
Juan 8:52, 53 Entonces los judíos le dijeron: Ahora
conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que
guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte.
¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? !Y los
profetas murieron! ¿Quién te haces a ti mismo?
Juan
8:56 Abraham vuestro padre se gozó de que había de
ver mi día; y lo vio, y se gozó.
Tomaron entonces piedras para
arrojárselas
Juan 8:57- 59 Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes
cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os
digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.
Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y
salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.
¿No es éste el que se
sentaba y mendigaba?
Juan 9:7- 11 y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de
Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó
viendo. Entonces los vecinos, y los que
antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y
mendigaba? Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: Yo soy. Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los
ojos? Respondió él y dijo: Aquel hombre
que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y
lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista.
Juan 9:13 Llevaron ante los fariseos al que había sido
ciego.
Tú naciste del todo en
pecado, ¿y nos enseñas a nosotros?
Juan 9:15 - 34 Volvieron, pues, a preguntarle también los
fariseos cómo había recibido la vista. El les dijo: Me puso lodo sobre los
ojos, y me lavé, y veo. Entonces algunos
de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día
de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y
había disensión entre ellos. Entonces
volvieron a decirle al ciego: ¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Y él
dijo: Que es profeta. Pero los judíos no creían que él había sido ciego, y que
había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido
la vista, y les preguntaron, diciendo:
¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve
ahora? Sus padres respondieron y les dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo,
y que nació ciego; pero cómo vea ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto
los ojos, nosotros tampoco lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará
por sí mismo. Esto dijeron sus padres,
porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado que
si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga.
Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él. Entonces volvieron a llamar al hombre que
había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese
hombre es pecador. Entonces él respondió
y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora
veo. Le volvieron a decir: ¿Qué te hizo?
¿Cómo te abrió los ojos? El les respondió: Ya os lo he dicho, y no habéis
querido oír; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros
haceros sus discípulos? Y le injuriaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero
nosotros, discípulos de Moisés somos. Nosotros sabemos que Dios ha hablado a
Moisés; pero respecto a ése, no sabemos de dónde sea. Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto
es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los
ojos. Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de
Dios, y hace su voluntad, a ése oye. Desde el principio no se ha oído decir que
alguno abriese los ojos a uno que nació ciego.
Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer. Respondieron y le dijeron: Tú naciste del
todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron.
Y él dijo: Creo, Señor; y
le adoró.
Juan 9:35-38 Oyó Jesús que le habían expulsado; y
hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para
que crea en él? Le dijo Jesús: Pues le
has visto, y el que habla contigo, él es.
Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró.
¿Acaso nosotros somos
también ciegos?
Juan
9:40, 41 Entonces
algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso
nosotros somos también ciegos? Jesús les
respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís:
Vemos, vuestro pecado permanece.
Decían Demonio tiene, y
está fuera de sí
Juan 10:19- 21 Volvió a haber disensión entre los judíos por
estas palabras. Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por
qué le oís? Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el
demonio abrir los ojos de los ciegos?
¿Hasta cuándo nos turbarás el alma?
Juan 10:23- 26 y Jesús andaba en el templo por el pórtico de
Salomón. Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el
alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no
creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de
mí; pero vosotros no creéis, porque no
sois de mis ovejas, como os he dicho.
Por buena obra no te
apedreamos, sino por la blasfemia
Juan 10:30- 33 Yo y el Padre uno somos. Entonces los judíos
volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas
obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le
respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la
blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.
Juan 10:39 Procuraron otra vez prenderle, pero él se
escapó de sus manos.
Rabí, ahora procuraban
los judíos apedrearte (muerte de Lázaro)
Juan 11:8 Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora
procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá?
Juan 11:16 Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.
Juan
11:31 Entonces los
judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro
a llorar allí.
Juan
11:35- 37 Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: Mirad cómo le amaba.
Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego,
haber hecho también que Lázaro no muriera?
Y los principales
sacerdotes y los fariseos habían dado orden…
Juan 11:45- 57 Entonces muchos de los judíos que habían
venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. Pero
algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho.
Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y
dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales. Si le dejamos así, todos creerán en él; y
vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.
Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no
sabéis nada; ni pensáis que nos conviene
que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo
dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que
Jesús había de morir por la nación; y
no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de
Dios que estaban dispersos. Así que,
desde aquel día acordaron matarle. Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente
entre los judíos, sino que se alejó de allí a la región contigua al desierto, a
una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos. Y estaba cerca
la pascua de los judíos; y muchos subieron de aquella región a Jerusalén antes
de la pascua, para purificarse. Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el
templo, se preguntaban unos a otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la
fiesta? Y los principales sacerdotes y
los fariseos habían dado orden de que si alguno supiese dónde estaba, lo
manifestase, para que le prendiesen.
Pero los principales
sacerdotes acordaron dar muerte también a Lázaro
Juan 12:9- 11 Gran multitud de los judíos supieron entonces
que él estaba allí, y vinieron, no solamente por causa de Jesús, sino también
para ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos. Pero los principales sacerdotes acordaron dar
muerte también a Lázaro, porque a causa
de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús.
El mundo se va tras él
Juan 12:19 Pero los fariseos dijeron entre sí: Ya veis
que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él.
El Cristo permanece para
siempre
Juan 12:34 Le respondió la gente: Nosotros hemos oído de
la ley, que el Cristo permanece para siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que es
necesario que el Hijo del Hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del Hombre?
Porque amaban más la
gloria de los hombres
Juan 12:42, 43 Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos
creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser
expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la
gloria de Dios.
Juan 12:48 El que me rechaza, y no recibe mis palabras,
tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día
postrero.
Juan 12:50 Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así
pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.
Juan 13:16 De cierto, de cierto os digo: El siervo no es
mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.
Juan 13:26- 27 Respondió Jesús: A quien yo diere el pan
mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de
Simón. Y después del bocado, Satanás
entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto.
O que diese algo a los pobres
Juan 13:29 Porque algunos pensaban, puesto que Judas
tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o
que diese algo a los pobres.
Juan 16:2 Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene
la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios.
Cuando les dijo: Yo soy,
retrocedieron, y cayeron a tierra
Juan
18:1- 14 Habiendo
dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente de
Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos. Y también Judas, el que le entregaba, conocía
aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus
discípulos. Judas, pues, tomando una
compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los
fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas. Pero Jesús, sabiendo
todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién
buscáis? Le respondieron: A Jesús
nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le
entregaba. Cuando les dijo: Yo soy,
retrocedieron, y cayeron a tierra.
Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús
nazareno. Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí,
dejad ir a éstos; para que se cumpliese
aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno. Entonces Simón Pedro, que tenía una espada,
la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja
derecha. Y el siervo se llamaba Malco.
Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? Entonces la compañía de soldados,
el tribuno y los alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron, y le llevaron primeramente a Anás; porque era
suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año. Era Caifás el que había
dado el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el
pueblo.
Pedro Dijo él: No lo soy
Juan 18:15- 18 Y seguían a Jesús Simón Pedro y otro
discípulo. Y este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús
al patio del sumo sacerdote; mas Pedro estaba fuera, a la puerta. Salió, pues,
el discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la portera, e hizo
entrar a Pedro. Entonces la criada portera dijo a Pedro: ¿No eres tú también de
los discípulos de este hombre? Dijo él: No lo soy. Y estaban en pie los siervos y los alguaciles
que habían encendido un fuego; porque hacía frío, y se calentaban; y también
con ellos estaba Pedro en pie, calentándose.
Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley
Juan 18:28- 40 Llevaron a Jesús de casa de Caifás al
pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no
contaminarse, y así poder comer la pascua.
Entonces salió Pilato a ellos, y les dijo: ¿Qué acusación traéis contra
este hombre? Respondieron y le dijeron: Si éste no fuera malhechor, no te lo
habríamos entregado. Entonces les dijo
Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le
dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie; para que se cumpliese la palabra que Jesús
había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir. Entonces Pilato volvió a entrar en el
pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti
mismo, o te lo han dicho otros de mí? Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío?
Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo,
mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi
reino no es de aquí. Le dijo entonces
Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para
esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la
verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ¿Qué es la
verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo
no hallo en él ningún delito. Pero
vosotros tenéis la costumbre de que os suelte uno en la pascua. ¿Queréis, pues,
que os suelte al Rey de los judíos?
Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo: No a éste, sino a
Barrabás. Y Barrabás era ladrón.
No tenemos más rey que
César
Juan
19:1- 37 Así que,
entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó. Y los soldados entretejieron una
corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto
de púrpura; y le decían: !Salve, Rey de
los judíos! y le daban de bofetadas.
Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera,
para que entendáis que ningún delito hallo en él. Y salió Jesús, llevando la
corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: !He aquí el hombre!
Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces,
diciendo: !Crucifícale! !Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y
crucificadle; porque yo no hallo delito en él. Los judíos le respondieron:
Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí
mismo Hijo de Dios. Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo. Y entró otra
vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dio
respuesta. Entonces le dijo Pilato: ¿A
mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo
autoridad para soltarte? Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí,
si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor
pecado tiene. Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban
voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace
rey, a César se opone. Entonces Pilato,
oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal en el lugar llamado
el Enlosado, y en hebreo Gabata. Era la
preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: !He
aquí vuestro Rey! Pero ellos gritaron:
!Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar?
Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César. Así que entonces lo entregó a ellos para que
fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron. Y él, cargando su cruz, salió al lugar
llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota;
y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús
en medio. Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual
decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS.
Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús
fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en
hebreo, en griego y en latín. Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de
los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los
judíos. Respondió Pilato: Lo que he
escrito, he escrito. Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron
sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también
su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. Entonces
dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de
quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron
entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los
soldados. Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre,
María mujer de Cleofas, y María Magdalena.
Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba
presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y
desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. Después de esto,
sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se
cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos
empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a
la boca. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo
inclinado la cabeza, entregó el espíritu. Entonces los judíos, por cuanto era
la preparación de la pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en
el día de reposo (pues aquel día de reposo era de
gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen
quitados de allí. Vinieron, pues, los
soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido
crucificado con él. Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no
le quebraron las piernas. Pero uno de
los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y
agua. Y el que lo vio da testimonio, y
su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros
también creáis. Porque estas cosas
sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo. Y
también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.
Juan 21:25 Y hay también otras muchas cosas que hizo
Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo
cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.
Judas, que fue guía de
los que prendieron a Jesús
Hechos 1:16 Varones hermanos, era necesario que se
cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David
acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús,
Y estaban atónitos y
maravillados
Hechos 2:7- 13 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo:
Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada
uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?
Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea,
en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en
Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y
romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras
lenguas las maravillas de Dios. Y
estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir
esto? Mas otros, burlándose, decían:
Están llenos de mosto.
Prendisteis y matasteis
por manos de inicuos, crucificándole
Hechos 2: 22- 24 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús
nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios
y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos
sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento
de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual
Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que
fuese retenido por ella.
Hechos 3:14- 18 Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y
pedisteis que se os diese un homicida, y
matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo
cual nosotros somos testigos. Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros
veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a
éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros. Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo
habéis hecho, como también vuestros gobernantes. Pero Dios ha cumplido así lo
que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había
de padecer.
Hechos 4:1- 3
Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el
jefe de la guardia del templo, y los saduceos,
resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la
resurrección de entre los muertos. Y les
echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya
tarde.
Y todos los que eran de la familia de los sumos
sacerdotes
Hechos
4:5- 22 Aconteció al día siguiente, que se reunieron
en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, y el sumo sacerdote
Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los
sumos sacerdotes; y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o
en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?
Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del
pueblo, y ancianos de Israel: Puesto que
hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué
manera éste haya sido sanado, sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo
de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros
crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está
en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los
edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay
otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin
letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con
Jesús. Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos,
no podían decir nada en contra. Entonces les ordenaron que saliesen del
concilio; y conferenciaban entre sí, diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres?
Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los
que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.
Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles
para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. Y llamándolos, les intimaron que en ninguna
manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles:
Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos
visto y oído. Ellos entonces les
amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa
del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho, ya que
el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de
cuarenta años.
La secta de los saduceos,
se llenaron de celos
Hechos
5:17, 18 Entonces levantándose el sumo sacerdote y
todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de
celos; y echaron mano a los apóstoles y
los pusieron en la cárcel pública
He aquí, los varones que
pusisteis en la cárcel están en el templo
Hechos
5:21- 29 Habiendo oído esto, entraron de mañana en el
templo, y enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban
con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel,
y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos. Pero cuando llegaron los alguaciles, no los
hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso, diciendo: Por cierto,
la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie
ante las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro. Cuando oyeron estas palabras el sumo
sacerdote y el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes,
dudaban en qué vendría a parar aquello. Pero viniendo uno, les dio esta
noticia: He aquí, los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y
enseñan al pueblo. Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los
trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo. Cuando los
trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó,
diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora
habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros
la sangre de ese hombre. Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es
necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
Ellos, oyendo esto, se
enfurecían y querían matarlos
Hechos
5:30-35 El Dios de
nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un
madero. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para
dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Y nosotros somos testigos suyos de estas
cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le
obedecen. Ellos, oyendo esto, se
enfurecían y querían matarlos. Entonces levantándose en el concilio un fariseo
llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el pueblo, mandó que
sacasen fuera por un momento a los apóstoles,
y luego dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer
respecto a estos hombres.
Salieron de la presencia
del concilio
Hechos
5:40, 41 Y convinieron con él; y llamando a los
apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de
Jesús, y los pusieron en libertad. Y ellos salieron de la presencia del
concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa
del Nombre.
Le arrebataron, y le trajeron al concilio
Hechos
6:8- 15 Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía
grandes prodigios y señales entre el pueblo. Entonces se levantaron unos de la
sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia
y de Asia, disputando con Esteban. Pero no podían resistir a la sabiduría y al
Espíritu con que hablaba. Entonces
sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas
contra Moisés y contra Dios. Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a los
escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio. Y pusieron
testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas
contra este lugar santo y contra la ley;
pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar,
y cambiará las costumbres que nos dio Moisés.
Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los
ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.
De quien vosotros ahora habéis sido entregadores
y matadores
Hechos
7:51- 54 El sumo
sacerdote dijo entonces: ¿Es esto así?
¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los
que anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis
sido entregadores y matadores; vosotros que recibisteis la ley por disposición
de ángeles, y no la guardasteis. Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus
corazones, y crujían los dientes contra él.
Sus ropas a los pies de
un joven que se llamaba Saulo
Hechos
7:57, 58 Entonces ellos, dando grandes voces, se
taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le
apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se
llamaba Saulo.
Y Saulo consentía en su
muerte
Hechos
8:1 Y Saulo consentía en su muerte. En aquel
día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y
todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los
apóstoles.
Hechos
8:4
Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el
evangelio.
Hechos
8:17
Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. vino al
sumo sacerdote, y le pidió cartas para
las sinagogas de Damasco
Vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco
Hechos
9:1, 2 Saulo,
respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo
sacerdote, y le pidió cartas para las
sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este
Camino, los trajese presos a Jerusalén.
¿No es éste el que
asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre….?
Hechos
9:20- 22 En seguida predicaba a Cristo en las
sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. Y todos los que le oían estaban atónitos, y
decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este
nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales
sacerdotes? Pero Saulo mucho más se
esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que
Jesús era el Cristo.
Hechos
9:23- 25
Pasados muchos días, los judíos resolvieron en consejo matarle; pero sus asechanzas llegaron a conocimiento
de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle.
Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro,
descolgándole en una canasta.
El rey Herodes echó mano
a algunos de la iglesia para maltratarles
Hechos
12:1- 5 En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó
mano a algunos de la iglesia para maltratarles. Y mató a espada a Jacobo, hermano de
Juan. Y viendo que esto había agradado a
los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los
panes sin levadura. Y habiéndole tomado
preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados
cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de
la pascua. Así que Pedro estaba
custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.
A los guardas, ordenó llevarlos a la muerte
Hechos
12:19 Mas Herodes, habiéndole buscado sin hallarle,
después de interrogar a los guardas, ordenó llevarlos a la muerte. Después
descendió de Judea a Cesarea y se quedó allí.
No dio la gloria a Dios;
y expiró comido de gusanos
Hechos 12:20- 23 Y Herodes estaba enojado contra los de Tiro y
de Sidón; pero ellos vinieron de acuerdo ante él, y sobornado Blasto, que era
camarero mayor del rey, pedían paz, porque su territorio era abastecido por el
del rey. Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el
tribunal y les arengó. Y el pueblo aclamaba gritando: !Voz de Dios, y no de
hombre! Al momento un ángel del Señor le
hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.
Creyó, maravillado de la doctrina del Señor
Hechos
13:9- 12 Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno
del Espíritu Santo, fijando en él los ojos,
dijo: !Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo,
enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está
contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente
cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le
condujese de la mano. Entonces el
procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del
Señor.
Las cumplieron al
condenarle
Hechos
13:27, 28 Porque los habitantes de Jerusalén y sus
gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen
todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle. Y sin hallar en él causa digna de muerte,
pidieron a Pilato que se le matase.
Salieron ellos de la
sinagoga de los judíos
Hechos
13:42, 43 Cuando salieron ellos de la sinagoga de los
judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de
estas cosas. Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los
prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les
persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios.
Se llenaron de celos, y
rebatían lo que Pablo decía
Hechos
13:45 Pero viendo los judíos la muchedumbre, se
llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.
Pero los judíos
instigaron a mujeres piadosas
Hechos
13:48- 50 Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y
glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados
para vida eterna. Y la palabra del
Señor se difundía por toda aquella provincia. Pero los judíos instigaron a
mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron
persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites.
Mas los judíos que no
creían excitaron y corrompieron los ánimos
Hechos
14:1, 2 Aconteció en Iconio que
entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que
creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos. Mas los judíos que no
creían excitaron y corrompieron los ánimos de los gentiles contra los hermanos.
Se lanzaron a afrentarlos y apedrearlos
Hechos
14:4- 7 Y la gente de la ciudad estaba dividida: unos
estaban con los judíos, y otros con los apóstoles. Pero cuando los judíos y los
gentiles, juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a afrentarlos y
apedrearlos, habiéndolo sabido, huyeron
a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina, y allí
predicaban el evangelio.
Entonces vinieron unos
judíos de Antioquía
Hechos
14:19 Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y
de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le
arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.
Pero algunos de la secta
de los fariseos
Hechos
15:5
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se
levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la
ley de Moisés.
No se inquiete a los gentiles que se convierten
Hechos
15:19, 20 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los
gentiles que se convierten a Dios, sino
que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de
fornicación, de ahogado y de sangre.
Hechos
15:29 que os abstengáis de lo
sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales
cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.
Los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con
varas
Hechos
16:19- 24 Pero viendo sus amos que había
salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los
trajeron al foro, ante las autoridades;
y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo
judíos, alborotan nuestra ciudad, y enseñan costumbres que no nos es lícito
recibir ni hacer, pues somos romanos. Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los
magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. Después de
haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los
guardase con seguridad. El cual, recibido este mandato, los metió en el
calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.
Y alborotaron al pueblo y
a las autoridades de la ciudad
Hechos 17:4- 8 Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron
con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles
no pocas. Entonces los judíos que no
creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y
juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón,
procuraban sacarlos al pueblo. Pero no
hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la
ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos
contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús. Y alborotaron al pueblo y a las autoridades
de la ciudad, oyendo estas cosas. Pero
obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron.
Fueron allá, y también alborotaron a las multitudes
Hechos
17:11- 13 Y éstos eran más nobles que los que estaban
en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada
día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres
griegas de distinción, y no pocos hombres. Cuando los judíos de Tesalónica
supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo,
fueron allá, y también alborotaron a las multitudes.
Hechos
17:16- 20 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su
espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría. Así que discutía en la sinagoga con los
judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. Y algunos filósofos de los epicúreos y de los
estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y
otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el
evangelio de Jesús, y de la resurrección.
Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es
esta nueva enseñanza de que hablas? Pues
traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir
esto.
Hechos 18:4- 6 Y discutía en la sinagoga todos los días de
reposo, y persuadía a judíos y a griegos.
Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado
por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús
era el Cristo. Pero oponiéndose y
blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea
sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles.
Los judíos se levantaron
de común acuerdo contra Pablo
Hechos 18:12- 16 Pero siendo Galión procónsul de Acaya, los
judíos se levantaron de común acuerdo contra Pablo, y le llevaron al
tribunal, diciendo: Este persuade a los
hombres a honrar a Dios contra la ley. Y al comenzar Pablo a hablar, Galión
dijo a los judíos: Si fuera algún agravio o algún crimen enorme, oh judíos,
conforme a derecho yo os toleraría. Pero si son cuestiones de palabras, y de
nombres, y de vuestra ley, vedlo vosotros; porque yo no quiero ser juez de
estas cosas. Y los echó del tribunal.
En la sinagoga, discutía con los judíos, los cuales le rogaban que se quedase
Hechos
18:19- 21 Y llegó a Efeso, y los dejó allí; y entrando
en la sinagoga, discutía con los judíos,
los cuales le rogaban que se quedase con ellos por más tiempo; mas no
accedió, sino que se despidió de ellos,
diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que
viene; pero otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Efeso.
Pero endureciéndose
algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino
Hechos
19:8, 9 Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con
denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino
de Dios. Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino
delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos,
discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno.
Pero algunos de los
judíos, exorcistas
Hechos
19:13 Pero algunos de los judíos, exorcistas
ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían
espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo.
Muchos de los que habían
practicado la magia trajeron los libros
Hechos
19:19 Asimismo muchos de los que habían practicado
la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta
de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata.
Demetrio, que hacía de
plata templecillos de Diana
Hechos
19:23- 41 Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño
acerca del Camino. Porque un platero
llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca
ganancia a los artífices; a los cuales,
reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este
oficio obtenemos nuestra riqueza; pero
veis y oís que este Pablo, no solamente en Efeso, sino en casi toda Asia, ha
apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se
hacen con las manos. Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio
venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea
estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien
venera toda Asia, y el mundo entero.
Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo:
!Grande es Diana de los efesios! Y la
ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo
y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo.
Y queriendo Pablo salir al pueblo, los discípulos no le dejaron. También algunas de las autoridades de Asia,
que eran sus amigos, le enviaron recado, rogándole que no se presentase en el
teatro. Unos, pues, gritaban una cosa, y
otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no sabían por qué
se habían reunido. Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empujándole los
judíos. Entonces Alejandro, pedido silencio con la mano, quería hablar en su
defensa ante el pueblo. Pero cuando le
conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: !Grande
es Diana de los efesios! Entonces el
escribano, cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y
quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del
templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter? Puesto que esto no puede contradecirse, es
necesario que os apacigüéis, y que nada hagáis precipitadamente. Porque habéis traído a estos hombres, sin ser
sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa.
Que si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra
alguno, audiencias se conceden, y procónsules hay; acúsense los unos a los
otros. Y si demandáis alguna otra cosa,
en legítima asamblea se puede decidir.
Porque peligro hay de que seamos acusados de sedición por esto de hoy,
no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso. Y habiendo dicho esto, despidió la
asamblea.
Después de mi partida
entrarán en medio de vosotros lobos rapaces
Hechos 20:29, 30 Porque yo sé que después de mi partida
entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres
que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.
Pero en cuanto a los
gentiles que han creído
Hechos
21:25 Pero en cuanto a los gentiles que han creído,
nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente
que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de
fornicación.
Unos judíos de Asia, al
verle en el templo, alborotaron
Hechos
21:27, 28 Pero cuando estaban para cumplirse los siete
días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la
multitud y le echaron mano, dando voces: !!Varones israelitas, ayudad! Este es
el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este
lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este
santo lugar.
Y procurando ellos
matarle
Hechos
21:30- 32 Así que toda la ciudad se conmovió, y se
agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e
inmediatamente cerraron las puertas. Y procurando ellos matarle, se le avisó al
tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada.
Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos
vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo.
Hechos
21:37, 38 Cuando comenzaron a meter a Pablo en la
fortaleza, dijo al tribuno: ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo: ¿Sabes
griego? ¿No eres tú aquel egipcio que
levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil
sicarios?
Perseguía yo este Camino
hasta la muerte
Hechos
22:3- 5 Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de
Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel,
estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo
sois todos vosotros. Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y
entregando en cárceles a hombres y mujeres; como el sumo sacerdote también me es testigo,
y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui
a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para
que fuesen castigados.
Quita de la tierra a tal
hombr
Hechos
22:22, 23 Y le oyeron hasta esta palabra; entonces
alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene
que viva. Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire,
La causa por la cual le acusaban los judíos
Hechos
Hechos Al día siguiente, queriendo
saber de cierto la causa por la cual le acusaban los judíos, le soltó de las
cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el concilio, y
sacando a Pablo, le presentó ante ellos.
La asamblea se dividió
Hechos
23:2- 10 El sumo sacerdote Ananías ordenó entonces a
los que estaban junto a él, que le golpeasen en la boca. Entonces Pablo le
dijo: !Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! ¿Estás tú sentado para juzgarme
conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear? Los que estaban
presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios injurias? Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el
sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo. Entonces Pablo, notando que una parte era de
saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo
soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección de
los muertos se me juzga. Cuando dijo
esto, se produjo disensión entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se
dividió. Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu;
pero los fariseos afirman estas cosas. Y hubo un gran vocerío; y levantándose
los escribas de la parte de los fariseos, contendían, diciendo: Ningún mal
hallamos en este hombre; que si un espíritu le ha hablado, o un ángel, no
resistamos a Dios. Y habiendo grande disensión, el tribuno, teniendo temor de
que Pablo fuese despedazado por ellos, mandó que bajasen soldados y le
arrebatasen de en medio de ellos, y le llevasen a la fortaleza.
No comerían ni beberían hasta que hubiesen dado
muerte a Pablo
Hechos
23:12- 17 Venido el día, algunos de los judíos tramaron
un complot y se juramentaron bajo maldición, diciendo que no comerían ni beberían
hasta que hubiesen dado muerte a Pablo. Eran más de cuarenta los que habían hecho esta
conjuración, los cuales fueron a los principales sacerdotes y a los ancianos y
dijeron: Nosotros nos hemos juramentado bajo maldición, a no gustar nada hasta
que hayamos dado muerte a Pablo. Ahora
pues, vosotros, con el concilio, requerid al tribuno que le traiga mañana ante
vosotros, como que queréis indagar alguna cosa más cierta acerca de él; y
nosotros estaremos listos para matarle antes que llegue. Mas el hijo de la hermana de Pablo, oyendo
hablar de la celada, fue y entró en la fortaleza, y dio aviso a Pablo. Pablo, llamando a uno de los centuriones,
dijo: Lleva a este joven ante el tribuno, porque tiene cierto aviso que darle.
Porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan
Hechos
23:19- 21 El tribuno, tomándole de la mano y
retirándose aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme? El le dijo: Los judíos han convenido en
rogarte que mañana lleves a Pablo ante el concilio, como que van a inquirir
alguna cosa más cierta acerca de él. Pero tú no les creas; porque más de cuarenta
hombres de ellos le acechan, los cuales se han juramentado bajo maldición, a no
comer ni beber hasta que le hayan dado muerte; y ahora están listos esperando
tu promesa.
Hechos 24:1, 2
Cinco días después, descendió el
sumo sacerdote Ananías con algunos de los ancianos y un cierto orador llamado
Tértulo, y comparecieron ante el gobernador contra Pablo. Y cuando éste fue llamado, Tértulo comenzó a
acusarle, diciendo: Como debido a ti gozamos de gran paz, y muchas cosas son
bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia,
Hechos
24:5, 6 Porque hemos hallado que este hombre es una
plaga, y promotor de sediciones entre todos los judíos por todo el mundo, y
cabecilla de la secta de los nazarenos. Intentó también profanar el templo; y
prendiéndole, quisimos juzgarle conforme a nuestra ley.
Los judíos se presentaron ante él contra Pablo
Hechos
25:2, 3 Y los principales sacerdotes
y los más influyentes de los judíos se presentaron ante él contra Pablo, y le
rogaron, pidiendo contra él, como gracia, que le
hiciese traer a Jerusalén; preparando ellos una celada para matarle en el
camino.
Pero Festo, queriendo
congraciarse con los judíos
Hechos 25:7- 10
Cuando éste llegó, lo rodearon los judíos que habían venido de
Jerusalén, presentando contra él muchas y graves acusaciones, las cuales no
podían probar; alegando Pablo en su
defensa: Ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra César
he pecado en nada. Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos,
respondiendo a Pablo dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de
estas cosas delante de mí? Pablo dijo:
Ante el tribunal de César estoy, donde debo ser juzgado. A los judíos no les he
hecho ningún agravio, como tú sabes muy bien.
Hermano es bueno ir a la Biblia
y leer un poco más
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