Lucas hablando de las sanaciones realizadas por Cristo
Jesús
está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel
Lucas
2:34, 35 Y los
bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y
para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y
una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos
de muchos corazones.
Ana
no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.
Lucas
2:36- 28 Estaba
también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy
avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no
se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.
Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a
todos los que esperaban la redención en Jerusalén.
Jesús
estaba sujeto a sus padres
Lucas
2:51, 52 Y descendió
con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba
todas estas cosas en su corazón. Y Jesús
crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.
Tenemos
a Abraham por padre
Lucas 3:6- 8 Y verá toda carne la salvación de Dios. Y decía a las multitudes que salían para ser
bautizadas por él: !Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira
venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir
dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios
puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
¿Qué
haremos?
Lucas
3:10- 15 Y la gente
le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? Y respondiendo, les dijo: El
que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo
mismo. Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron:
Maestro, ¿qué haremos? Él les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. También
le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo:
No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.
Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si
acaso Juan sería el Cristo,
Descendió
el Espíritu Santo sobre Jesús
Lucas
3:21, 22 Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba,
también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el
Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del
cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
Jesús,
lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al
desierto
Lucas 4:1- 13 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del
Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo.
Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. Entonces el
diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan.
Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre,
sino de toda palabra de Dios. Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró
en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré
toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a
quien quiero la doy. Si tú postrado me
adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás,
porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. Y le
llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres
Hijo de Dios, échate de aquí abajo;
porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden;
y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en
piedra. Respondiendo Jesús, le dijo:
Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. Y cuando el diablo hubo acabado toda
tentación, se apartó de él por un tiempo.
Jesús
volvió en el poder del Espíritu a Galilea
Lucas
4:14, 15 Y Jesús
volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la
tierra de alrededor. Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado
por todos.
El
Espíritu del Señor está sobre mí
Lucas
4:16- 30 Vino a
Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga,
conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta
Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas
nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a
los ciegos; A poner en libertad a los
oprimidos; A predicar el año agradable
del Señor. Y enrollando el libro, lo dio
al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en
él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de
vosotros. Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las
palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de
José? Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo;
de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí
en tu tierra. Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su
propia tierra. Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel
en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y
hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado
Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en
Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino
Naamán el sirio. Al oír estas cosas,
todos en la sinagoga se llenaron de ira; y levantándose, le echaron fuera de la
ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada
la ciudad de ellos, para despeñarle. Mas él pasó por en medio de ellos, y se
fue.
¿Qué
palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y
salen?
Lucas
4:33- 37 Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un
espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz, diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros,
Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el
Santo de Dios. Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces
el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño
alguno. Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué
palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y
salen? Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos
Jesús
reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó a la suegra de Pedro
Lucas
4:38, 39
Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de
Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella. E inclinándose hacia ella, reprendió a la
fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía.
Jesús
poniendo las manos sobre los enfermos
los sanaba.
Lucas
4:40, 41 Al ponerse el sol, todos los
que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo
las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. También salían demonios de muchos,
dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les
dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo.
Se
reunía mucha gente para oírle, y para que Jesús les sanase de sus enfermedades.
Lucas
5:12- 15 Sucedió que
estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el
cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo:
Señor, si quieres, puedes limpiarme. Entonces, extendiendo él la mano, le tocó,
diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él. Y él le mandó
que no lo dijese a nadie; sino ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece
por tu purificación, según mandó Moisés, para testimonio a ellos. Pero su fama
se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les
sanase de sus enfermedades.
Lucas 5:16 Mas él se apartaba a
lugares desiertos, y oraba.
Lucas 6:12 En aquellos días él
fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.
Mateo 14:23 Despedida la multitud, subió
al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
Juan 6:15 Pero entendiendo
Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse
al monte él solo.
El
poder del Señor estaba con Jesús para sanar (el Paralítico)
Lucas 5:17- 26 Aconteció un día, que él estaba enseñando, y
estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de
todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor
estaba con él para sanar. Y sucedió que
unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico,
procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. Pero no hallando cómo
hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le
bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre,
tus pecados te son perdonados. Entonces
los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es éste que
habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? Jesús entonces, conociendo los pensamientos
de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son
perdonados, o decir: Levántate y anda?
Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra
para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu
lecho, y vete a tu casa. Al instante,
levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado,
se fue a su casa, glorificando a Dios. Y todos, sobrecogidos de asombro,
glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas.
Jesús
sana a un hombre se su mano seca en día de reposo
Lucas
6:6- 11 Aconteció
también en otro día de reposo, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba
allí un hombre que tenía seca la mano derecha.
Y le acechaban los escribas y los fariseos, para ver si en el día de
reposo[e] lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarle. Mas él conocía los pensamientos de ellos; y
dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él,
levantándose, se puso en pie. Entonces
Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien,
o hacer mal? ¿Salvar la vida, o quitarla?
Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él
lo hizo así, y su mano fue restaurada. Y ellos se llenaron de furor, y hablaban
entre sí qué podrían hacer contra Jesús.
La gente procuraba tocar a Jesús, porque poder
salía de él y sanaba a todos
Lucas
6:17- 19 Y descendió con ellos, y se detuvo en un
lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de
toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido
para oírle, y para ser sanados de sus enfermedades; y los que habían sido atormentados de
espíritus inmundos eran sanados. Y toda la gente procuraba tocarle, porque
poder salía de él y sanaba a todos.
Jesús sana al siervo de
un centurión
Lucas 7:1- 10 Después que hubo terminado todas sus
palabras al pueblo que le oía, entró en Capernaum. Y el siervo de un centurión, a quien éste
quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Cuando el centurión oyó hablar
de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase
a su siervo. Y ellos vinieron a Jesús y
le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto; porque ama a nuestra nación, y nos edificó
una sinagoga. Y Jesús fue con ellos.
Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos
amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo
mi techo; por lo que ni aun me tuve por
digno de venir a ti; pero dí la palabra, y mi siervo será sano. Porque también yo soy hombre puesto bajo
autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Vé, y va; y al
otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y
volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he
hallado tanta fe. Y al regresar a casa
los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo.
El
hijo de la viuda es resucitado
Lucas
7:11- 17 Aconteció después, que él
iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y
una gran multitud. Cuando llegó cerca de
la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo
único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la
ciudad. Y cuando el Señor la vio, se
compadeció de ella, y le dijo: No llores. Y acercándose, tocó el féretro; y los
que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Entonces
se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. Y
todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha
levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo. Y se extendió la fama de él por toda Judea, y
por toda la región de alrededor.
Jesús
sanó a muchos de enfermedades y plagas y de espíritus malos
Lucas
7:21 En esa misma hora sanó a muchos de
enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la
vista.
Servían
a Jesús mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades
Lucas
8:2, 3 y algunas mujeres que habían sido
sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena,
de la que habían salido siete demonios,
Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas
que le servían de sus bienes.
El
gadareno endemoniado
Lucas
8:26- 39 Y
arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a
Galilea. Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad,
endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino
en los sepulcros. Este, al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a
sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios
Altísimo? Te ruego que no me atormentes. (Porque mandaba al espíritu inmundo
que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él; y
le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era impelido por
el demonio a los desiertos.) Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y
él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él. Y le rogaban que no los mandase ir al
abismo. Había allí un hato de muchos
cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y
les dio permiso. Y los demonios, salidos
del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero
al lago, y se ahogó. Y los que apacentaban
los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron
aviso en la ciudad y por los campos. Y
salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre
de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en
su cabal juicio; y tuvieron miedo. Y los
que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado. Entonces toda la multitud de la región
alrededor de los gadarenos le rogó que se marchase de ellos, pues tenían gran
temor. Y Jesús, entrando en la barca, se volvió. Y el hombre de quien habían salido los
demonios le rogaba que le dejase estar con él; pero Jesús le despidió,
diciendo: Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios
contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había
hecho Jesús con él.
La
Mujer que tocó el manto del Señor y fue Sanada (La hija de Jairo)
Lucas 8:40- 56
Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con
gozo; porque todos le esperaban.
Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga,
y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; porque tenía una hija única, como de doce
años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la
multitud le oprimía. Pero una mujer que
padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en
médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás y tocó el borde de
su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre. Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha
tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la
multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado? Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque
yo he conocido que ha salido poder de mí. Entonces, cuando la mujer vio que no
había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró
delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante
había sido sanada. Y él
le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz.
Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la
sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro. Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree
solamente, y será salva. Entrando en la
casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al
padre y a la madre de la niña. Y
lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está
muerta, sino que duerme. Y se burlaban
de él, sabiendo que estaba muerta. Mas él,
tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate. Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente
se levantó; y él mandó que se le diese de comer. Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les
mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.
Jesús
sana a un niño endemoniado
Lucas 9:37- 43
Al día siguiente, cuando descendieron del monte, una
gran multitud les salió al encuentro. Y
he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a
mi hijo, pues es el único que tengo; y
sucede que un espíritu le toma, y de repente da voces, y le sacude con
violencia, y le hace echar espuma, y estropeándole, a duras penas se aparta de
él. Y rogué a tus discípulos que le
echasen fuera, y no pudieron.
Respondiendo Jesús, dijo: !Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta
cuándo he de estar con vosotros, y os he de soportar? Trae acá a tu hijo. Y mientras se acercaba el muchacho, el
demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu
inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre. Y todos se admiraban de la grandeza de Dios.
Jesús sana a un
hidrópico
Lucas 14:1- 6
Aconteció un día de reposo, que habiendo entrado
para comer en casa de un gobernante, que era fariseo, éstos le acechaban. Y he aquí estaba delante de él un hombre
hidrópico. Entonces Jesús habló a los
intérpretes de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en el día de
reposo? Mas ellos callaron. Y él, tomándole, le sanó, y le despidió. Y dirigiéndose a ellos, dijo: ¿Quién de
vosotros, si su asno o su buey cae en algún pozo, no lo sacará inmediatamente,
aunque sea en día de reposo? Y no le
podían replicar a estas cosas.
No
he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento
Lucas
5:29- 32 Y Leví le
hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros
que estaban a la mesa con ellos. Y los escribas y los fariseos murmuraban
contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y
pecadores? Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen
necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a
pecadores al arrepentimiento.
Lucas 6:5 Y les decía: El Hijo
del Hombre es Señor aun del día de reposo.
El Hijo del Hombre no ha venido para perder las
almas de los hombres
Lucas
9:51- 56 Cuando se
cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para
ir a Jerusalén. Y envió mensajeros
delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos
para hacerle preparativos. Mas no le
recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén. Viendo esto sus
discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda
fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? Entonces volviéndose él, los reprendió,
diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no
ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se
fueron a otra aldea.
No
temáis, manada pequeña
Lucas
12:32 – 33 No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre
le ha placido daros el reino. Vended lo
que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los
cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará
también vuestro corazón.
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